El libro escogido se titula: ¡No, David!
Al verlo por primera vez es un libro que te llama la atención, la portada es roja y nos encontramos un personaje, el cual, es un niño realizando una trastada. Todos de pequeños hemos realizado alguna que otra picia y una de las cosas porque lo escogí, es por eso, porque me trasladó inmediatamente a mi infancia donde en la pescadería familiar cogía los cangrejos del cubo y con ellos asustaba a las señoras mayores, ¡qué tiempos aquellos!
El autor e ilustrador de este libro es David Shannon, es muy curioso el porqué de la existencia de este libro, os lo voy a contar, la madre de nuestro autor le envió un libro que él había escrito cuando solo tenía cinco años de edad. Este en cada página tenía las palabras: ¡No, David! Y varios dibujos de cosas que se supone que no se deben hacer, nuestro autor al recordar esos momentos, decidió inmortalizarlo en un libro para que todo el mundo que quisiera disfrutara de aquellos graciosos momentos.
Como dato curioso, me gustaría comentaros que este libro ha ganado el premio Caldecott a la mejor ilustración. Este premio es anual y es otorgado por la Association for Library Service to Children al ilustrador más destacado de libros ilustrados estadounidense para niños.
La ficha bibliográfica de este libro es la siguiente:
Título: ¡No, David!
Autor: David Shannon
Ilustrador: David Shannon
Editorial: Scholastic en español
Fecha 1ª Edición: 1998
Curso: Primer ciclo de Infantil
Considero que este libro estaría enfocado para niños a partir de los dos años de edad. Entre los dos y tres años van a saber a grandes rasgos el mensaje que el libro intenta transmitir. Posee frases sencillas de entender junto a una ilustración que resulta significativa del momento en el que se encuentra el personaje.
En cuanto al formato podemos destacar que existen varias versiones del libro, lo podemos encontrar en tapa dura, en libro de cartón, o como actualmente lo tengo, en tapa blanda. Os hablaré acerca del libro en tapa blanda que es el que más a mano me pilla, es un libro grande de tamaño folio pero muy liviano, esto es una gran ventaja para los niños ya que pueden cogerlo por ellos mismos sin que pese demasiado y permite que las imágenes sean visualizadas por varios niños a la vez debido a su tamaño, esto es vital, porque ya desde pequeños fomentamos el compañerismo. En cuanto a la tipografía de letra, podemos concretar que es una tamaño más que aceptable para su lectura, son letras bastante grandes y la mayoría se encuentran en mayúscula, lo cual, facilita su lectura. En cuanto los niños vean la portada, rápidamente, seguro van hacia este libro, tiene unos colores llamativos, rojo y amarillo, adicional a esto, aparece la palabra No en grande, y también se ve un niño disfrutando de realizar una trastada, es un cúmulo de factores que les propiciará la elección de este libro.
Con respecto al contenido, el tema principal que trata el libro es el amor de los padres hacia los hijos. Muchos niños están hartos de escuchar lo mismo que escuchaba nuestro personaje principal, bastantes de ellos piensan que cuando sus padres les regañan dejan de quererlos y este libro trata de hacer comprender a los niños que por muy mal que se porten, por muchas trastadas que realicen, sus padres siempre van a estar ahí para ellos y van a seguir queriéndolos.
En este libro aparece claramente una estructura que se comprende de un planteamiento, un nudo y un desenlace. Como planteamiento nos encontramos al principio del libro una breve frase que expone: La mamá de David siempre decía…
En el nudo, podemos ver como David va realizando trastadas, desde pintar una pared como comentaba anteriormente, a salir por la calle desnudo corriendo.
El desenlace ocurre cuando David juega al beisbol dentro de casa y rompe un jarrón, este se da cuenta que su acto no ha sido bueno y decide pedir perdón a sus padres, claramente estos con gusto le perdonan.
Nuestro personaje se llama David y es un niño muy travieso, pinta las paredes, juega con la comida, juega a golpear las sartenes y su madre no da abasto para decirle la frase de No David, como indicándole que eso no lo puede hacer.
En este texto es muy fácil que los receptores, los niños, se sientan identificados, seguramente, para muchos de ellos es su día a día.
En el apartado de valores, podemos destacar el perdón, la honestidad y el amor, David acaba aceptando sus errores y pidiendo disculpas a sus padres, a su vez, ambas figuras tanto David como sus padres demuestran el amor que se tienen. El libro al ser tan sencillo es fácil que los niños se sientan identificados y noten que les pueden estar hablando de su propia realidad.
Con respecto al lenguaje, en el libro solamente aparecen frases simples, como por ejemplo, ¡No David!, ¡Basta ya, David!, ¡Recoge tus juguetes! Son frases imperativas que lo que indican es una orden, hasta que no llegamos al final del libro no encontramos frases tiernas como pueden ser, ¡Sí David!, ¡Te quiero!
Como conclusión final, me da la sensación de que este libro no puede faltar en cualquier rincón literario que se precie, aunque sea muy sencillo, juega con la identificación de la realidad del personaje en los propios niños. Al fin y al cabo, la mayoría de los niños hacen picias y están acostumbrados a oír la palabra ¡No! de la boca de sus padres, este libro puede hacerles entender que detrás de esa palabra no hay un monstruo enfadado, sino que está su papá o su mamá que le quiere en todo momento se porte bien o se porte mal. Este libro juega con el carácter emocional de los niños haciéndoles entender la realidad antes mencionada. Es un libro de fácil lectura y de rápida comprensión por parte de los niños, el tener ilustraciones muy descriptivas ayuda a que los niños entiendan y relacionen lo que va realizando en todo momento el personaje. En mi hipótesis mencioné que sería para un público a partir de 2 o 3 años y considero que una vez analizados todos los apartados anteriores, esta sería una edad estupenda para comenzar a utilizar el libro. Considero que muchas veces los docentes y futuros docentes utilizamos los libros y les damos sentidos paraliterarios cuando no deberíamos, los niños han de sentirse libres y recibir el mensaje que entiendan pero siempre con libertad y no siendo coartados por un maestro.
